Tomar conciencia de nuestras raíces, de nuestros apegos, los sanos y los no tan sanos. Esta Luna llena, la última del año, nos hará más conscientes de la libertad que tenemos para elegir cómo vivir y dónde echar raíces. Para eso es también el invierno.
Ahora que amanece, el Sol comienza a derretir el manto de hielo que la Luna ha dejado en esta noche larga y fría. Las flores que quedaban se retiran para que sean las raíces las que dispongan de una energía que a veces parece insuficiente.
Ciclos. Lunas. Estaciones. Estados. La Luna de Hielo pone fin a un ciclo y abre las puertas a otro nuevo tiempo en el que habremos aprendido, en el que habremos crecido, un nuevo tiempo para seguir aprendiendo y seguir creciendo, desde el Alma, desde el Amor. Conscientes de la importancia de desarrollar habilidades para percibir y aprender nuevas maneras. Tenaces mientras caminamos por senderos desconocidos. Pacientes para forjar el Amor profundo con el tiempo.
Un Corazón dispuesto a morir y a nacer, una y otra vez. Como la Flor, como el Sol, como la Luna, como la Vida misma.
PD. Ayer me compré una bolsa de agua caliente para los pies y al meterme en la cama… ¡estaba abierta!